Maria Argelia Vizcaino, publica fotos y entrevista a “Eduar’Design”.

 

Publicado por:

www.mariaargeliavizcaino.com

Eduardo Hernandez (Eduar’Design) junto a un Grande de la Cultura Cubana en el Exilio, El Señór Ruben Rios Mr. Pachanga quien grabara la primera Pachanga en el mundo (Cuba 1959) de manos de su creador, Eduardo Davidson.
Foto y Nota Cortesia de: La Periodista, Maria Argelia Vizcaino (www.mariaargeliavizcaino.com)

Imagen integrada

Muy pocas veces, Dios se da a la tarea, de crear a un ser, producto de su amor por la humanidad,
que a la vez cumpla con la tarea de repartir ese gran amor del Supremo Creador, entre todos sus
hermanos, con la claridad, y significado casi exacto, para el propósito, para el cuál fue creado.

El es, Eduardo Hernández, quienes todos los que hemos disfrutado del beneficio de su amistad, y labores profesionales, conocemos  por “Eduar’Designs”.Es alguien con una variedad de sentimientos: ADMIRABLES.No solo yo pienso así. Lo corrobora, la cantidad de innumerables personas alrededor del mundo, han tenido la dicha de conocerlo, y participar en, y de sus proyectos.Alguien tan joven y con tan buenos sentimientos, no puede ser producto, de la casualidad. Su
comportamiento con todo y todos los que le rodeamos, indican, que en su capacidad, ha sido un
escogido, para impartir el bien. Claro, también ha sido este factor la importante enseñanza, que le
ofrecieron sus progenitores, Sr. Eduardo Hernández, el padre, y su distinguida esposa Doña Marta
Posada de Hernández, la madre. Son una parte vital y responsable, de la ejemplarizante y estricta
educación recibida por un niño, nacido entre las garras de un monstruo, que supieron inyectarle
responsabilidad, moral, civismo, fortaleza y a la vez la dosis de ternura necesaria para comportarse
como todo un caballero con grandes fibras de sensibilidad, hacia todo lo que le rodea.Es importante recalcar que naciendo en Cuba, en épocas del colonialismo actual, no se haya
contaminado con la mediocridad de un sistema corrupto, y que por el contrario, desde muy chiquilín,
haya sabido pensar en grande. Cuando digo EN GRANDE, me refiero a darle el valor que
verdaderamente tiene cada ser humano, y cada cosa, con su criterio, que dista mucho de haber sido
y ser, el falso valor, que lo rodeó, colectivamente, desde que abrió los ojos a la vida.Por supuesto, para mí, el mayor crédito hay que otorgárselo, a la labor y enseñanzas, que
Don Eduardo padre, y Doña Marta le infringieron sin descansar, negados a que una falsa política, les
robara el corazón y los sentimientos, de su tan amado primogénito. Felicidades a esos dos señores,
por un trabajo tan bien hecho, y mejor logrado, que hoy, al pasar del tiempo, todos hemos recogido y
seguimos recogiendo los frutos, de un árbol, que ellos dos sembraron, y cuidaron con tanto amor.
RUBEN  – Hola Eduardo. Es un gran gusto para mí, que me des la oportunidad, de entablar esta
charla contigo.EDUARDO – Créeme, que el gusto es todo mío.
RUBEN – ¿Dónde naciste?

EDUARDO – En Rancho Boyeros, La Habana, Cuba.RUBEN – ¿Podrías decirnos la fecha?

EDUARDO – Sí, por supuesto, no tengo ningún problema con la edad, pues todos llegamos un día, y
nos tenemos que ir otro, independientemente de cuánto tiempo haya transcurrido. Recuerda, que
para lo que nosotros puede significar muchísimo tiempo, en La Ley Divina, puede ser solo un
suspiro. Nací el 10 de noviembre de 1962, bajo mi adorado signo de Escorpión. Y a propósito, si la
memoria no me falla, tu vida ha estado rodeada bajo la influencia de ese signo… ¿O me equivoco?

RUBEN – No, por supuesto que no te equivocas… Fíjate, que quien tiene la mayor influencia en mi
crianza, es mi abuela Genoveva Díaz, a quien yo siempre he llamado “Bé”, nacida un 26 de octubre,
aunque mi madre, nunca dejó de participar de mi crianza y mi vida, ya que la mayor parte del tiempo,
vivíamos todos juntos en una misma casa, y ya después cuando se pudo, mi madre y mi abuelita,
construyeron un hogar cada una por su lado, en Guanabacoa, La Habana, Cuba, una casa al lado de
la otra, ni cerca existía entre las dos, por tanto, fui un chico pobre afortunado, pues contaba con dos
hogares, y dos camas. La de la casa de mi madre, y la de la casa de mi abuela. También, en mi
niñez, influyó la presencia del segundo esposo de mi mamá, Eduardo Coffigní, quien no fuera solo
un padrastro para mí, pero si otro padre, por tanto, tuve la dicha, de haber sido procreado por mi
padre biológico, y después, Dios me regalara, otro padre muy atento a mis necesidades, quien
asumió toda la responsabilidad de mi crianza, quien me mostró y me dio muchos buenos ejemplos y
valores de la vida. Coffigní, como muchas veces cariñosamente yo le llamaba, nació un 7 de
noviembre, también bajo el signo de Escorpión. ¡Ah! pero ahí no para la cosa. Mi abuelito, otro padre
para mi, esposo de Bé, Claudio Rolando de La Torrente, nació, un 12 de noviembre.
Ahora bien, cuando decido escoger la carrera artística, mi mayor admirador, pero también mi mentor,
quien me impulsara en esta profesión, y causante de mis logros y éxitos, los que también yo
adquiriera, y que contribuyeran a que muchos me conocieran como “Mr. Pachanga”, no fue otro que:
Eduardo Davidson, el autor de La Pachanga… ¿Cuándo nació? Pues también un 30 de octubre. Te
estoy entrevistando, pues considero que es importante que se sepa de tu vida, tu labor, pero tampoco
quiero dejar de contestar tu pregunta. En 1960, en un momento muy difícil, que no viene al caso
comentarlo ahora, es cuando salgo de Cuba.
Pensando en ese momento, que en 3 a 6 meses, iba a regresar, pues fue lo que muchos
pensábamos entonces, eso fue dos años antes que tú nacieras. Yo había acabado de conocer a
través de Eduardo Davidson, a la rutilante estrella cinematográfica cubana… Ninón Sevilla de quien
era un gran admirador de sus películas y su trabajo. Yo en ese instante, estaba muy pegado en la
radio en Cuba, y otros varios países, con el tema de “La Pachanga”. Ella muy gentilmente me
extendió una invitación, para que fuera de visita a su casa en México alguna vez. Se me suscitó de
repente un problemita, y la comuniqué, a lo que me dijo, vente raudo y veloz para México, que mi casa
tiene las puertas abiertas para recibirte. Pero como mi compañía grabadora, no me dio el frente
pagándome lo que me pertenecía del contrato que habíamos firmado, y del dinero que ya tenía
puesto una institución bancaria, ya que no me dejaban sacar, ni un céntimo, porque el gobierno
existente en esa fecha, había decretado una nueva ley, que no era permitido, extraer y sacar del país
(Cuba) no más de cierta cantidad, hasta que no pasara el tiempo que ellos habían estipulado (un
año), y ya yo había viajado a
Santo Domingo recientemente, y por supuesto, había llevado algo de mi dinero por cualquier
emergencia. Entonces en ese instante, me encontraba en la situación, que no tenía ni para comprar
el pasaje de ida. Le expliqué eso a Ninón, y ella me dijo: No hay problema alguno, yo te envío el
pasaje…Y así fue. Al día siguiente, ya había cumplido su promesa. Gracias a ella, quien fuera el
vehículo que Dios puso en mi camino, pude salir de Cuba rápidamente…Ella nació un 10 de
noviembre, exactamente igual que tú, solo, que en diferente año. También Escorpiona. Después,
algunos años más tarde, me fui a residir a Puerto Rico invitado por otra Escorpiona, Yolanda Pérez
nacida el 1º de noviembre, y al llegar, tuve la suerte de actuar con una banda musical obteniendo mis
primeros éxitos en La Isla del Encanto, donde el pianista y director, Macucho, con quien estuve
cantando un buen rato, también era Escorpión.
Como vez, contestando tu pregunta, si, mi vida ha estado rodeada e influenciada por Escorpiones,
pero en vez de veneno, me han regalado muchísima miel, y de la buena.

EDUARDO – Fíjate Rubén, que es gratificante saber, todo el bien que hemos hecho en tu vida, pues al
menos, eso borra un poco la percepción de que los Escorpiones, son solo unas criaturas llenas de
veneno maligno. El veneno que naturalmente tenemos, solo lo usamos para defendernos de los
depredadores. Imagino, y sé por experiencia, que en el caso de esos animalitos, solo lo usan para
defenderse, o para que se use como antídoto, para combatir enfermedades severas. Pues toda parte
negativa, tiene su parte positiva. Es la ley de la compensación, aunque yo prefiero siempre usar, todo
lo positivo que haya en mí y que yo pueda aportar, para el bien de la humanidad.

RUBEN  ¿Tienes hermanos?EDUARDO – Si, por supuesto, tengo dos maravillosos hermanos. Jorge Luis, y Ariel Hernández. Son
dos maravillosos seres humanos.

 

RUBEN – ¿Qué tal, ha sido convivir con ellos?EDUARDO – Nos hemos llevado toda la vida súper bien. Dentro de un marco de amor, entre nosotros,
inculcado lógicamente por nuestros padres, y sobre todo, un gran respeto a nuestras vidas, y
nuestras opiniones. Tengo mucho que agradecerle a la vida, pues desde muy temprano me enseñó
la lección, que cuando recibes amor, a fuerzas tenemos que regresar: “AMOR”. Te diré que soy el
mayor, pues fui el primogénito. Y aunque nací con la condición de Nefrosis, (enfermedad de los
riñones) la cual me fue tratada hasta la edad de 12 años, y que milagrosamente, me fue curada por
el Sarampión, a Dios las Gracias, he sido muy afortunado aunque no fue algo, muy agradable de vivir,
y experimentar, nunca perdimos la fe en el seno familiar, de que íbamos a vencer esa dificultad. Y lo
hicimos. Fue un trabajo de equipo familiar. Aunque fui el primer bebé de la casa, de una familia muy
numerosa, y por supuesto, me colmaron de amor y mimos a granel, cuando llegaron mis otros dos
hermanos, la alegría, se multiplicó, y toda mi familia, participó de ella. Pero mis padres
principalmente, se encargaron, de que todo ese amor y beneplácito, fuera impartido equitativamente
entre nosotros tres, sin importar, quien era el mayor, el del medio, o el más pequeño. Nos
disciplinaban por igual, cuando tenían que hacerlo. Y nos ofrecieron sus corazones, divididos en tres
partes iguales, y al mismo tiempo. Eso hizo, que no hubieran celos, ni mala comunicación entre los
tres. Y a la hora de defendernos, éramos, y aún somos, como “Los Tres Mosqueteros”.

RUBEN – Eduardo, ¿a qué edad comenzaste a asistir a la escuela?
EDUARDO – Todavía lo recuerdo muy vívidamente como si fuera hoy, tenía yo escasamente 5 años.
Comencé a asistir a una escuela cercana a mi casa, que se había construido, en unas tierras, que
pertenecían, a mi abuelo paterno, y recuerdo también, que había en ellas un árbol inmenso… (una
Ceiba) que tenía un enorme orificio en su tronco, donde cabían varias personas. Mis abuelos
profesaban la fe Católica, y cada 8 de septiembre, se construía dentro de ese orificio, un altar,
dedicado a la Santísima Virgen de La Caridad del Cobre, Patrona de Cuba a la cual se velaba, para
cumplir con una promesa hecha a la Virgencita, por el nacimiento de mi tío paterno, que había nacido
un 8 de septiembre. En esa fecha se le velaba, y se le llenaba de flores para brindarle un cariñoso, y
respetuoso homenaje. Aunque siempre se mantenía la imagen de la Virgen en ese espacio.
Posteriormente, se siguió velando y cada año se le ofrecía ese homenaje, pero dado a que las
condiciones políticas e ideológicas habían tomado otro rumbo, el homenaje se le hacía ya, en casa
de mis abuelos.
Al cumplir los 12 años, yo en una ocasión tome la iniciativa de decorarle el altar a la Virgen, pues
antes lo hacía una sobrina de mi abuela, Tía Matilde y lo hacía precioso también, (E.P.D.) . Mi abuelita
Rita, que en Gloria esté, cuando vio lo que yo había hecho se maravilló con mi colaboración. Continúe
decorando cada año el altar a la Caridad, hasta que mi abuelita Rita nos abandonó, pues entre ellos
habían acordado esa promesa. Hoy creo que ahí fue donde comenzó mi afición por el diseño y lo que
después, fuera parte de mi desarrollo como diseñador. Siempre estuve muy inclinado e interesado,
en todo lo que estuviese ligado con las artes… Todavía lo estoy.

RUBEN – ¿Cómo fueron esos primeros días de clases a tan corta edad?
EDUARDO – Fue algo nuevo para mí, pues estaba muy ligado a mis padres y mi familia, pero como a
todo, uno se llega a acostumbrar, después fue agradable a tener nuevos amigos con quien
compartir. Recuerdo que me decían que me había convertido en el nuevo líder del aula.
Siempre tenía seguidores, y desde entonces, al cabo de un tiempo, comprendí, que tenia la facilidad
para poder hacerme entender. O sea, tenía algo de talento, para poder enseñar, aunque más tarde
me fui convirtiendo en alguien más tímido.
No sé si influyó la presión de un sistema que despreciaba, lo que me transformó, dejando las
consecuencias sobre mi futuro proceder. Ya para entonces, me resultaba muy difícil hablar y
expresarme en público. Me cohibía mucho de hacerlo.

RUBEN – Eduardo, ¿recuerdas a todas las escuelas a donde asististe?
EDUARDO – Como te cuento, la primera fue esa cerca de mi casa, donde mi primera maestra, tenía
el mismo nombre de mi madre “Marta”. Los nombre de las otras escuelas, prefiero omitirlos, pues al
nacer en una época muy desafortunada para la historia de mi país, he querido borrar de mi mente,
muchos detalles que me afectaron bastante y aún me afectan, pues los nombres de todas esas
instituciones, en mi mente, crean un vínculo, con ese desafortunado y tenebroso sistema, que
hubiera preferido, jamás haberlo padecido. Todo lo que concierne, a esa parte de mi educación
literal, quisiera poder tener la facultad de borrarla, y desvincularla, totalmente de mi existencia. No
siendo así, con mi educación familiar y moral, en la que primordialmente me apoyé, la que me
ofrecieron mis padres, en conjunto con toda mi familia, y que ha formado parte de todo lo que
después he sido. Esa, la considero IMPECABLE, por lo que perdura y perdurará en mi mente, todo el
tiempo que Dios me permita vivir.

RUBEN – ¿Cuáles tu consideras que han sido tus mejores memorias en tu vida?
EDUARDO – Los recuerdos, mis mejores tiempos, han sido en la época de mi niñez y juventud,
recuerdo los paseos por el río con mi abuelo Manolo, un ser tan querido por todos, íbamos todos los
primos a retozar y jugar al río. Mi abuelo materno disfrutaba mucho eso y nos hacía muy felices a
todos los nietos incluyendo primos y amiguitos de la zona. Por otro lado cada 8 de septiembre las
fiestas en casa de mi abuela Rita por el cumpleaños de mi tío José Antonio, eran fascinantes, se
reunían todos los tíos, primos y mucha más familia, y se pasaban una madrugada entera haciendo
chistes, jugando Dominó, era casi la mejor noche del año.
El amor, la educación, y la comprensión que siempre recibí de mis padres, y de toda mi familia, son
memorias imborrables en mi mente. Es el mayor regalo que Dios haya podido ofrecerme. Lo cual
agradezco, tengo y tendré hasta el final de mis días en la tierra.
( EL AMOR DE Y POR MIS ANCESTROS, LOS QUE YA HAN PARTIDO es algo que jamás podré
olvidar, porque lo llevo muy dentro de mi corazón. Eso a su vez, me ha dado la capacidad de poder
corresponderle a cualquiera que se lo gane y se lo merezca, con ese mismo gran amor que he
recibido.

RUBEN – ¿En cuántas casas y barrios viviste en Cuba?
EDUARDO – Toda mi vida, viví en la misma casa, y el mismo barrio. También convivía, en la casa de
mis abuelos, que colindaba con la nuestra, a través del patio. O sea, igual que tú, tenía dos casas,
las cuales disfrutaba muchísimo… Me sentía millonario. Después, al salir definitivamente de Cuba,
ese sistema, nos quitó… Corrección, debía decir, nos robó, ambas casas. Ambas propiedades,
adquiridas, con muchísimo esfuerzo y trabajo, por mis abuelos y mis padres.

RUBEN – Conociendo sobre el maravilloso éxito de tu vida profesional, me gustaría que compartieras
parte de tus experiencias, de tu interesante carrera con todos nuestros lectores.
Una pregunta: ¿Cómo comienza tu afición al estilismo?
EDUARDO – “Oh my God”…Ja…Ja…Ja… Independientemente de lo que te narré que decoraba el altar
para homenajear a la Caridad, desde muy joven, viendo como mi madre le cortaba los cabellos a
muchos de los miembros de de nuestra familia. Ya que ella con apenas 13 años, trabajaba en una
peluquería (Salón de Belleza) para ayudar a sus padres económicamente. Ella fue mi inspiración. Se
dice que los hijos heredan genes de sus padres, o familiares cercanos, de ella, debo haber
heredado los genes para que existiera en mi, esa vocación. Bendita vocación, que ha sido una
compañera inseparable a través de toda una vida, la cual me ha dado innumerables logros y
alegrías. De la cual, no viviré lo suficiente, para agradecerle esa herencia a mi amada madre, y
agradecerle a esa carrera, el haber podido liberarme del comunismo, y recobrar mi libertad. Una
libertad, que me fue negada y robada por muchísimos años. Cuando decidí comenzar a enfrascarme
en esta carrera, recuerdo a mi madre decirme: Sigue ahora tú mis pasos, pues me he dado cuenta,
que ya lo haces mejor que yo.
Y yo, escuchando sus sabias palabras, y con una fe ciega en su amor y su experiencia, rápidamente
tomé las riendas de los caballos que empujaban ese coche, llamados tijeras, un peine y mis manos,
por describirlo de una forma jocosa. Comenzando a manejar entre ellas, los cabellos de los demás,
que hasta el momento, es algo que me produce una gran satisfacción.

RUBEN – Cuéntame de tus sentimientos por ver como vivían y luchaban tus padres, en medio de un
sistema con filosofías que no compartían.
EDUARDO – Indudablemente sufría mucho. Tener que ver todo lo que ellos tenían que hacer para
poder llevarnos y poner un plato de comida a la mesa familiar. De cómo se arriesgaban en un país,
donde todo lo que se hiciera para poder subsistir, constituía un delito. Donde por cualquier cosa, te
podían encarcelar, especialmente a todo aquél que daba señales de no estar de acuerdo con un
régimen tan sanguinario e inhumano. No resultaba fácil. Aún hoy después de más de 50 años, no lo
es. Observar que muchas veces, mis padres, mis adorados padres, se limitaban de ingerir la ración
completa que les pertenecía, para que nosotros los tres hijos, nos pudiéramos alimentar mejor. Los
dos más pequeños, no entendían todavía por sus escasas edades, niños al fin, pero yo sí, aunque a
veces los cuestionaba, y ellos me contestaban, que estaban llenos, pues habían comido algo antes
fuera de la casa, pero ya, yo me iba dando cuenta de la amarga y dura realidad. Cuando algunas
veces, quise asumir y copiar la misma actitud, comiendo menos, para que hubiese algo más para
ellos. Ellos rechazaban mi teoría. Me decían, sabemos por qué lo haces, y agradecemos tu intención,
pero debes comer bien y alimentarte al máximo, para que tu capacidad de aprendizaje no disminuya…
Recuerda Papi, (Es así como siempre me han llamado) que tú eres la esperanza de nosotros, y para
que te hagas un gran hombre de bien, tienes que ser brillante en tus estudios, y para que lo seas,
debes tener el cuerpo fuerte y bien alimentado. Ya vendrán tiempos mejores, en que podamos cantar
victoria, y todos celebremos felices y contentos. Por ahora, comételo todo.
Aunque trataba de ser fuerte para no causarles, disgustos, por dentro, mi corazón, lloraba lágrimas
de sangre. Todavía las siento rodar, caliente interiormente por mis pupilas. Y al sentirlas, revivo esos
días de sufrimientos, como si me estuviese ocurriendo, hoy mismo.
También hay un dato, que ahora considero fascinante, cuando a mi mente regresa el pasado y es
que recuerdo que mi madre siempre que había pollo en la comida, solamente se comía las alitas y
nos decía que esa era la parte que más a ella le gustaba. No dudo que haya sido verdad pues
inclusive hoy día, aquí en este país donde hay abundancia de todo, y facilidades económicas, aún las
come y las disfruta. Pero en aquellos momentos, tengo la certeza absoluta de que lo hacía para
brindarnos las mejores partes del pollo a nosotros sus hijos. Quizás por eso, les siguen gustando
tanto. ¿Habrá sido la fuerza de la costumbre? Ja… ja… ja… DE TODAS FORMAS GRACIAS MIMA,
POR TUS SACRIFICIOS Y TU INTEGRIDAD SILENTE. TE AMO MUCHO.

RUBEN – Me gustaría me contaras algo de tu adolescencia… ¿Cómo fue? ¿Cómo pudiste
desarrollarte con pensamientos libres, dentro de una sociedad, que no te ofrecía opciones ni
alternativas?

EDUARDO – No fue fácil, debo confesarlo. Con apenas 13 años, tuve que ir a mi primera ESCUELA al
CAMPO, por 48 días a trabajarle de gratis al desgobierno que existe en mi país todavía, para según
ellos poder pagar mis estudios. Ya después tuve que asistir a 3 temporadas más de 45 días cada
año, hasta finalizar la secundaria, para completar 4. Porque en Cuba nada es gratis, de alguna forma
y manera, siempre te cobran las miserias que te ofrecen. Mientras que la cúpula vive como Príncipes,
y el Rey sinvergüenza tiene su ganado de búfalos propio y privado, para el consumo de su dieta
alimenticia, y la de su familia, mientras a los niños del resto de la población, se les niega la leche,
tan importante para su crecimiento y desarrollo, al cumplir 7 años. Es un deshumano crimen…
No sé por qué, todavía se dice, y hay la percepción en algunas partes, de que la educación en Cuba
es gratuita…Hay que aportar mano esclava, para según ellos compensar, lo que te están enseñando,
que no es otra cosa que el lavado de cerebro desde que entras a un centro educacional, siendo muy
bebé, y sin siquiera comprender lo que te están diciendo, es un adoctrinamiento constante, para
envenenar tu mente con puros embustes, para fortalecer su equivocada causa.
Si en tu casa, tus padres o mayores, no se dan a la tarea de fortalecerte, explicándote lo que
verdaderamente significa la verdad, te vuelves loco, o te convierten en una marioneta, donde los
únicos que tienen la potestad de halar tus hilos, son esos sinvergüenzas. Te envenenan tanto el
alma, hasta convertirte en un Robot mas, de la larga lista en una población, que no reacciona, con
sus propios pensamientos, pues llega un momento, donde no pueden iluminar sus vidas, con luz
propia.
Te convierten en una pieza más del juego de ajedrez del partido, pero jamás llegas a convertirte en
Rey, Reina, Torre, ni siquiera en un Caballo. Eres un peón más, que cuando no te necesitan, al
convertirte en algo incomodo para sus intereses, una piedra en sus zapatos, te mueven a su antojo y
gusto, dejando que te coman. Te destruyen. Te aniquilan, física y moralmente. Gracias a mi
temperamento, apoyado por mis padres y familia en general, pude salvar mis principios, con cierta
rebeldía, desde muy temprana edad…
Ese lugar en el campo donde me enviaron era muy lejos de mi casa: (Güines), también era la
primera vez que me separaba de el seno familiar, donde siempre estuve…Separarme de mis padres,
mis hermanos, mi familia, mi barrio, las calles que eran parte de mi vida, mis amistades, mi entorno
en general, significó entonces, una muerte lenta para mí. Confieso nuevamente…NO FUE FÁCIL…
HAY QUE VIVIRLO PARA PODER COMPRENDERLO A PLENITUD.
Mis padres iban a visitarme religiosamente cada miércoles y domingo. Uno de los propósitos, era
fortalecer mi espíritu, para que yo no fuera a entrar en depresión a mi todavía tan corta edad. Pues
aún todavía a nuestras adultas edades, tanto mis hermanos como yo, seguimos siendo sus bebés.
Me llevaban algo de comer, de lo que con muchas luchas y sacrificios, habían podido conseguir,
pues en ese lugar la comida, la poca que te daban era incomible. Había que tragársela sin pensarlo
mucho. Los tres Mosqueteros, como le decíamos al arroz, chicharos y huevo hervido, para poder
mantenerse vivo, y con alguna fuerza. Era un injusto castigo, para el cual yo no había contribuido en
nada. Cruel, Inhumano. Desde entonces, me pude dar cuenta, lo que significaba para otros, el hecho
de estar encarcelados, y recibir esa ansiada visita, pero más aún para un padre o una madre, poder
visitar a un hijo o familiar, atrapado en una situación, que jamás imaginó, y muchísimo menos pidió.
Sentía una angustia terrible, esperando a que pasaran las horas, y llegaran los miércoles y
domingos. Recuerdo, que esas noches antes, dormía muy mal, y le pedía a Dios, que llegara el día,
para al menos tener el consuelo de verlos. Fue terrible. Esos 48 días que debieron ser 45 pero se
atrasaron los camiones en recogernos, me parecieron 48 siglos.
Ellos se pasaban conmigo, unas horas. Cuando se iban, mientras se alejaban del campamento, (yo
le llamaba Campo de Concentración) muchas veces, notaba la cara de angustia de los dos, y
aunque trataban de hacerse fuertes y ocultármelo, veía en mi madre, los ojos brillosos, y hasta una
lágrima traicionera, que quería contener, por no angustiarme más, pero que a veces la traicionaba, y
se le escapaba, rodándole por la mejilla. Una vez me dijo, que se le había escapado porque estaba
agripada. Pobre Madre mía.
Al retirarse ellos, a mí se me hacia un tremendo nudo en la garganta, pero a ellos también, que
aunque me demostraban cierta fortaleza, después me confesaron, que se iban destruidos.
Una vez de ellos marcharse, cuantas veces, tuve que aguantar un grito de angustia.
Fue una experiencia terrible. Esos sinvergüenzas, ni con la muerte pagan el daño que le han hecho a
Cuba y a su población. Es una mentira tras otra…Han convertido a la mayoría del cubano, a aquél que
no tiene fortaleza mental, y que le han pisoteado, hasta sin el mismo darse cuenta, su auto estima,
en seres mentirosos, con doble moral, en entes del planeta, y en ciudadanos de Quinta Categoría,
sin una personalidad ni criterio propio. Era obligatorio asistir esas temporadas, a ese infierno,
llamada Escuela al Campo de lo contrario, te suspendían en el curso escolar. O sea un chantaje, del
cual no podía uno escaparse.

RUBEN – Eduardo, hablas con tanta vehemencia sobre tus padres, que cualquier hijo sentiría envidia
de tu buena suerte. ¿Cuéntame algo sobre tu papá?
EDUARDO – Te cuento, que mi padre, trabajó junto a su padre (mi abuelo) en un negocio de
carnicería, que mi abuelito tenía desde siempre antes de 1959. Hecho con mucho esfuerzo y sudor,
pues mi abuelo era un gran emprendedor. Después de esa fatídica fecha, mi abuelo pasó de ser
dueño a empleado, y mi padre que supuestamente seria su heredero en los negocios se quedó sin
nada, pues les fueron arrebatados todos sus bienes, después del 59 como bien sabemos. Más
tarde, él, teniendo una gran capacidad con las matemáticas, fue quién dirigía y estaba a cargo de
controlar la economía de una empresa comercial, que se encargaba de atender bodegas de
alimentos y ropa, donde mi tía y mis padres también trabajaron una buena parte de sus vidas como
comprobadores económicos.
Por esa razón, ellos podían traernos un plato de comida extra a la casa, pues lo que te asignan en
Cuba, por la famosa libreta de abastecimiento, es tan poco, que no alcanza, ni para cubrir una
semana.  Y debo enfatizar nuevamente, que eso era a riesgo de poner en peligro sus propios
pellejos. Para poder resolver el día a día, sobre todo si tienes niños, o familiares pequeños, hay que
salirse un poco de la línea, y de la conducta estricta a que nuestros mayores, nos habían
acostumbrado, por toda una vida.
Y es que en Cuba (castrista), todo es un delito, para poder tenerte en un control eterno. Hasta luchar
para tu sobrevivencia, si no estás autorizado por ellos, y aunque te autoricen, el día que no cumplas y
llenes todos los requisitos, de supuesta lealtad a el maldito sistema, usan esos mismos parámetros
y mecanismos, supuestamente autorizados para quemarte, para descalificarte, desprestigiarte, y
destruirte psíquica, moral, y físicamente.

RUBEN – ¿Cómo es posible Eduardo, que en Cuba pueda ser un delito hasta comer? No lo puedo
entender.
EDUARDO – Pues debes creerme amigo mío. Todo está acondicionado, a los caprichos, y exigencias
de un desgobierno, que pretende y tiene el total control de esa población. Ellos te asignan una ración
de comida, como ya te he explicado, por una libreta injusta que no les alcanza a las familias ni para
una semana de consumo, el propósito es tenerte en Jaque, para que debas buscar, inventando cada
día lo que puedas conseguir para alimentarte y alimentar a los tuyos, y en esa forma, no te alcanza el
tiempo, para analizar que tienes sobre tus hombros una férrea dictadura, y muchísimo menos,
pensar que debes revirarte en su contra. Es una táctica vieja comunista, que a ellos les ha dado
grandes resultados. Y en esa forma, también le infunden el miedo a la población, y la idea es: Si no
pueden doblegarte, la emprenderán en contra de tus familiares más allegados, y tus seres queridos.
Todo está, muy bien planeado y diseñado. Y es por eso, que hasta poder resolver lo que es un plato
de comida extra, constituye según sus falsos, e hipócritas criterios, bases suficientes en teoría, para
crear un gran delito, penado por esas leyes totalmente arbitrarias.

RUBEN – Háblame un poco de tus abuelos, de que parte de Cuba eran originarios
EDUARDO – Mis abuelos paternos, eran de La Habana y los maternos, Manuel Posada, nació en
España. Su madre, mi bisabuela, lo llevó para Cuba, siendo él muy pequeñín. Esos tres, fallecieron,
pero mi abuela materna, también nacida en La Habana, todavía tenemos la suerte de que nos esté
acompañando, y vive entre nosotros aquí en Los Estados Unidos. Cuenta hoy, con 86 años de edad.
Nos sentimos muy afortunados de que todavía, nos dé la alegría de tenerla entre nosotros.

RUBEN – ¿Cuando supiste o te diste cuenta que el sistema implantado en la isla, no se acercaba a
tus sentimientos?
EDUARDO – Desde que tuve uso de razón. Siempre fui muy vertical, sobre todo cuando la libertad de
mi patria ha estado en juego. Jamás entendí, ni podré entender, que se nos obligue a pensar o
actuar, como alguien lo desee. Para mi es imperdonable. No lo admito. Mis padres nos educaron con
una moral y valores impecables. Fueron muy rectos con nosotros. Hoy día, se lo agradecemos muy
profundamente. Todo lo que somos, es parte de lo que ellos, nos enseñaron. Fue cuestión de
enseñanza y principalmente educación, nos llevaron a Golpe de Tambor Indígena, y como se dice
vulgarmente en Cuba… A la una mi mula. Ja…Ja…Ja… No nos permitieron que practicáramos “La
Doble Moral”, a la que el cubano, casi todos en general, tienen que someterse, y están forzosamente
obligados a vivirla. Nos decían, jamás se traicionen, y si por circunstancias, no pueden expresar, lo
que sienten sus corazones…Mejor se quedan callados, pero jamás se traicionen, pues si lo hacen,
valdrán muchísimo menos, que una monedita de lata. Por esa razón, nunca dejamos que entrara por
la puerta de nuestra casa, “La Doble Moral”.

RUBEN – ¿Como hacías para expresarte?
EDUARDO – Bueno, siempre me consideré un líder, y cuando me reunía con mis amigos del barrio,
el tema y mi labor, era desacreditar al tirano… Abrirles los ojos a mis vecinos, y compatriotas. Para
suerte mía, jamás nadie me ripostó, y mucho menos me reportó. Nací, crecí, y viví, en un barrio que le
decíamos Miami Chiquito, pues todos teníamos algún pariente fuera de Cuba, y más tarde, medio
barrio, se fue definitiva, y permanentemente. Hoy por hoy, casi toda mi generación, de medio barrio,
está aquí en Miami, y los que no, están dispersados por el mundo, convirtiéndose en lo que quedó de
mi bello barrio de Nazareno, lo que es Cuba entera hoy día…Un desastre, un derrumbe total y
absoluto.

RUBEN – Mientras crecías, ¿cómo pudiste mantenerte en la escuela, sin llegar a convertirte en un
peón del sistema?
EDUARDO – Me mantenía neutral en las cuestiones políticas. Siempre me hacia el tonto, todo lo
entendía mal y me portaba a veces como un anormal, algo bruto si se quiere, para que los
encargados del adoctrinamiento, no vieran tierra fértil en mi, para sembrar sus malvadas semillas, y
así no quisieran perder su valioso tiempo conmigo, a quien ellos consideraban, que era: Un pequeño
imbécil… A menudo, hacía gala de mi falta de concentración y de memoria. Por lo que preferían no
tirarle Margaritas a los cerdos…Y ese cerdo era yo… ja… ja…ja… Pero tenía que mantenerme neutral,
de lo contrario, no me permitían estudiar. Fueron momentos y situaciones muy difíciles, pero con la
ayuda de Dios, y la guía y consejos de mis amados padres, pude superarlos. Me siento muy
orgulloso, que nunca le hice daño a alguien, ya que nunca pertenecí, ni quise pertenecer a, La UJC =
Unión de Jóvenes Comunistas, y muchísimo menos a, al: PCC = Partido Comunista de Cuba. Ahora
bien, cuando regresaba al barrio, recuerdo perfectamente que casi todas las noches quitaban la
electricidad, y por consiguiente faltaba la Luz, me encantaba gritar, junto a varios amigos…”ABAJO
FIDEL.”
Claro, cambiábamos y alterábamos las voces, para que los pocos delatores que había en el barrio,
no supieran quienes en realidad éramos. Sin saberlo, practicábamos contra revolución.
Mi madre si reconocía mi voz a veces, y por supuesto, se quedaba aterrada, pues ella sabía, que a
ese sanguinario desgobierno, le importaba un bledo, que fuéramos menores de edad, por tanto, nos
hubieran acribillado allí mismo, si hubiesen podido capturarnos, nos hubiesen aplicado, todo el peso
de sus arbitrarias leyes.

RUBEN – ¿Cómo fueron tus estudios?
EDUARDO – Estudié y completé toda la Secundaria. Fui obligado por el gobierno a asistir, por cuatro
temporadas, a La Escuela al Campo, para que, como antes te expliqué: No me suspendieran en los
cursos. Después, por aquello de continuar la tradición familiar, comencé una carrera de Economía,
pero al poco tiempo, me di cuenta exacta, que mi meta estaba en un par de tijeras, un peine, y mis
manos, por tanto, matriculé en una escuela para aprender y llegar a ser un Estilista. Esa era mi
verdadera vocación…RUBEN – Como te desempeñabas de estilista o peluquero mientras permanecías en Cuba,
incluyendo, como comenzaste en esa carrera.
EDUARDO -.Con muchísimo trabajo, no habían muchos empleos, y todo escaseaba. Solo de
recordarlo, los nervios se me alteran. Pero con todas las dificultades existentes, pude trabajar por
seis años en una peluquería en el Cerro. (“Salón Rosado”). Pienso que tuve mucha suerte, ya que
logré colocarme como el peluquero Estrella de ese municipio en los años ochenta. En varias
competencias, siempre alcancé, los primeros lugares. Dios estuvo conmigo, no me desamparó.
Anteriormente, dejé la escuela de Economía, ya que me encontraba muy desorientado.
Fue cuando mis padres me obligaron a conseguir un empleo cualquiera, pues no querían que yo me
quedara solo de holgazán en la casa, mientras ellos estaban en la calle, luchando y trabajando. En
ese tiempo, trabajé una temporada, con una señora, muy rígida. Cuando terminaba todas las labores
del día, y no había nada más que hacer ya que yo hacia todo lo que ella me asignaba en tiempo
record, pero cuando me veía sentado un ratito, para tomar aliento, me ordenaba, barrer el local,
sacudir el polvo, mover muebles, pues ella me decía: ¿Y tú qué haces sentado?
Le explicaba que ya lo había hecho todo, y me contestaba…”Vamos muévete, muévete”, que a ti se te
paga por trabajar, y BARCO PARADO NO GANA FLETE. Cuando terminaba de barrer y sacudir, tenía
que volver a re-organizar, lo que ya estaba organizado. Era muy desconsiderada, pues gracias a mi
trabajo y a mí, que le tenía el lugar nítidamente limpio y organizado, ella siempre obtenía, los mejores
elogios de sus superiores, que le daban muy buenas calificaciones por el trabajo que yo había
hecho, y era ella la que recibía los más altos reconocimientos de todos ellos. Ella era la
administradora de esa tienda del gobierno, pero quería verme todo el tiempo en acción. Quería verme
como Ambrosio…Todo el tiempo, y siempre: “Con la Carabina al hombro”. Fueron momentos y
tiempos muy tensos, en los que me sentía muy desorientado en cuando a lo que pasaría con mi vida
profesional.RUBEN – Cuéntame de algo más que recuerdes de esa época.
EDUARDO – Si, una vez pasó un huracán por Cuba mientras yo estaba trabajando en esa misma
tienda. Fueron muy desafortunadas y deplorables las condiciones en que muchas familias quedaron
después de su paso. El sistema, decidió vender entonces colchones, pero solo a quienes
entregaran los que tenían, y que estuviesen mojados, o dañados por el huracán. (Se les llamo los
damnificados del ciclón) y media Habana se declaró “DAMNIFICADA” con tal de recibir nuevos
colchones, pues hacia más de 20 años que en Cuba, no se le vendía colchones a la población.
Tuve que recibir todo tipo de colchones viejos y en cualquier estado de deterioro. Pestilentes,
mojados con todos los líquidos impensables, rotos, en fin, un verdadero desastre. Tenía que
echármelos al hombro, para acomodarlos en un almacén cercano a la tienda (A una cuadra de
distancia) para ser más exacto fue en, una carnicería clausurada… (¿Por qué sería que la cerraron?…
Ja…Ja…Ja…).
Las personas con el afán de poder comprarse uno nuevo, lo cual era casi imposible en tiempos
normales, mojaban los que tenían, hasta con orines, para demostrar que estaban ya inservibles.
Aunque me sentía muy fuerte, por cargar tanto puede que sea parte de mi condición actual de
padecer SOTE-ARTRITIS. Eso es solo una teoría mía.RUBEN –. ¿Cómo sacaste a todos tus familiares de Cuba, para Costa Rica y después para Miami?
EDUARDO – Cuando salí de Cuba, por mis propios medios, pagándome una visa para Costa Rica, la
cual pagué haciendo peladitos y muchos permanentes pues en aquella época se usaba mucho el
pelo bien rizado, me propuse sacar lo antes posible a mis padres, de aquél infierno. En menos de un
año, con la ayuda de Dios los tenía a mi lado. En menos de 2 años, pude comprarles una casita
modesta, ya que no quería que siguieran sufriendo la pérdida de nuestra casa en Cuba, o al menos
que el sufrimiento fuera menor. Después, Dios me siguió brindando sus bendiciones, y pude
comprar, una casita para mí. Pero me sentí muy satisfecho, de poder adquirir, primero la de ellos.
En Costa Rica, país a el que le debo mucho, y del cual estaré siempre muy agradecido, trabajé
mucho, pero sintiéndome libre. Lo hice para una Señora, en un muy buen salón, por dos años, ya
después, pasé para otro lugar, donde me pagaban un poco más. Ya luego pude establecerme, y
monté mi propio negocio. Un modesto saloncito en el centro de San José. Lo bauticé  “Happy Hair”.
Fue para mí, un regalo de Dios.
Dios siempre ha participado en mi vida intensamente, dándome las cosas más bellas y necesarias,
en los momentos más críticos. Te cuento, que una buena clienta, además de ser un maravilloso ser
humano, Doña Martha después de arreglarla, un día se me ofreció para que yo le rentara, una casa
de madera que estaba en el Centro de San José. Cuando le pregunté, cuanto le tendría que pagar
por la renta, me dijo: De momento nada, usted trabaje el primer mes, y de acuerdo a lo que usted
reciba, veremos cuanto puede pagar como renta.
Por supuesto, siempre quedándose con un dinerito extra, para que usted pueda vivir, y ayudar a su
familia como sé que es su prioridad. Así fue, el primer mes, le pagué una cantidad, con la que ella
quedó muy satisfecha. Pero como esas cosas no ocurren frecuentemente, he llegado a la
conclusión, de que Dios, siempre ha estado al tanto de mis necesidades, poniéndome delante a las
personas indicadas. Por eso es que tengo que darle la razón a tu tía Hilda, y valorar su
pensamientos, en lo que siempre dijo: Lo que está escrito, escrito está.
Insisto en que Dios, siempre ha sido mi Guía y mi Pastor, porque me dio los medios, para sacar del
infierno cubano, a mis padres, hermanos, cuñadas y sobrinos, en tiempo record. Trabajé duro, pues
en mis días libres, antes de montar mi propio negocio, trabajando de empleado, en un salón, con
mis tijeras, mi peine y mis manos. Después de cumplir con mi horario en mi centro de empleo,
trabajaba incansablemente sin cesar, pelando y peinando a domicilio.
Recuerdo, que, me hice una bata blanca de peluquero hecha en casa, con la tela de una sabana
usada, pues no había dinero para comprar una bata nueva. Con una botellita de plástico vacía, de un
jugo local que encontré tirada en la calle, construí, una talquera, abriéndole unos huequitos con un
clavo en la tapa, llenándole de talco, porque no tenía dinero para poder comprarme un equipo de
trabajo, ya que en el salón donde trabajaba, me facilitaban las herramientas, pero no podía sacarlas
de aquel negocio, después de mi jornada laboral.
Así, en esa forma, pude sacar a toda mi familia de Cuba. Ya al tiempo pude comprarme todas las
herramientas que precisaba tener, para formar mi equipo de estilista. Pero dentro de la situación que
me tocó vivir en Costa Rica por ser un nuevo emigrante, era muy feliz, de poder tomar mis propias
decisiones, y saber, que no tenía que obedecer las decisiones de un tercero…Era la libertad, que
siempre imaginé y que tanto había ansiado tener.
Posteriormente tuve la oportunidad, de que todos ellos (Mi familia) pudieran viajar a Estados Unidos,
donde también, ya teníamos algunos miembros del resto de la misma.
Hay una anécdota, que se me escapó contarte, cuando yo estaba en Cuba todavía con 14 años…
Cuando yo decidí abandonar mis estudios, cuando mi madre me dijo, que no me podía quedar en la
casa de holgazán sin estudiar trabajar sin hacer algo. Ya a las 8 de la mañana, me despertaba, y
cuando ya ella se tenía que ir con mi padre a forrajear (Resolver) lo necesario para nuestra
manutención, me decía: Aquí no puedes quedarte durmiendo, así que sal a la calle, a buscar trabajo,
o a volver a estudiar, o a hacer algo útil. Y a las 4 de la tarde cuando regrese, me cuentas que
gestiones hiciste.
A veces me iba a refugiar, a casa de mi abuela Rita (alcahueta al fin) y otras tantas veces, en casa de
Martica, mi mejor amiga (como hermana), en toda mi infancia, y adolescencia .Otras salía a buscar
trabajo de verdad. Hasta que al fin, matriculé en peluquería por mis propios medios.
Ya entonces se sintió muy feliz, pues supo que yo estaba finalmente motivado, ya que lo que estaba
estudiando, y lo que estaba logrando, era con mi propio esfuerzo. Después me dijo, que todo lo que
me exigió fue simplemente para estar segura, que al crecer yo, no me fuera a convertir en un
parásito, o un bueno para nada. Tenía que estar segura, que yo iba a ser alguien productivo, sin
depender de alguien.
Que a ella le dolía mucho, y más que a mí, tener que ser dura conmigo, pero era absolutamente
necesario, tomar esa actitud, para que yo pudiera desarrollarme plenamente. Porque sabía que tarde
o temprano, yo tendría que independizarme, y quería estar consciente y tranquila, de que yo tomara el
camino correcto.
Sabía que yo tenía talento, pues casi a todo el mundo en el barrio, yo le cortaba el cabello de gratis en
los primeros tiempos, hasta que un día ella misma me dijo, ya es hora que cobres tu trabajo pues
ellos quedan muy satisfechos, y ya vienen repetidas veces, eso quiere decir que están más que
contentos con tu labor y estoy segura que gustosamente te pagaran y van a seguirte buscando cada
vez que quieran cortarse el pelo nuevamente.RUBEN – ¿Es cierto que formaste una empresa en el patio de tu casa?
EDUARDO – Ja…Ja…Ja… Muy cierto. Después que me gradué de Estilista, y de haber trabajado en el
salón del Cerro como te comenté, pasé para una empresa en Rancho Boyeros. Más tarde decidí,
quedarme libre, y trabajar por mi propia cuenta. Lo que hoy se conoce como Cuentapropista. Mis
padres me permitieron hacer un cuartito en el patio de nuestra casa, con un lavadero muy rustico,
donde medio barrio pasó por ese salón improvisado, para arreglarse el cabello conmigo…Ja…Ja…
Ja…
Así comencé mi carrera de negociante. Fue una buena experiencia, con una gran fuente de ganancia
que me servía para poder ayudar a mis papás. Sentía mucha felicidad al poder hacerlo. También en
esa forma, pude costearme mi pasaje, y la visa, para poder salir, finalmente de Cuba.RUBEN – Entre mis notas, tengo entendido que tenías que darle una explicación detallada a tus
padres, del origen de cualquier cosa, dinero u objeto que llevaras a tu casa cuando eras apenas un
niño. ¿Es cierto eso?
EDUARDO – Totalmente cierto… Desde muy pequeño, no podía llevar a casa, nada, absolutamente
nada, sin poder dar una explicación de su origen, y que ellos a su vez, después verificarían. Si algo
me encontraba en la calle, mis padres me decían: Regrese y déjelo donde mismo lo encontró, que
eso se le cayó a alguien, y de seguro, saldrá más tarde a buscarlo, para ver si lo encuentra. Yo
entonces como muchacho al fin le decía: ¿Y si otro que no es el dueño lo encuentra primero y se lo
lleva? Entonces me contestaban: Bueno ya ese no es su problema…Su problema es, no agarrar lo
que no es suyo, y con dolor de mi alma tenía que salir y poner lo que me había encontrado, en el
mismo lugar que lo había encontrado. A veces me quedaba ratos, a ver quien lo tomaba
nuevamente…Ja…Ja…Ja… Cosas de niños… Ja…Ja…Ja…RUBEN –¿Qué pasaba con tus concursos de peluquería, y como tuviste que inventar o adquirir
productos para desempeñar tu labor?
Eduardo – Gané varios premios en esos concursos, pero en una ocasión me gané el primer premio, y
tuve una gratificación muy peculiar. Unos estilistas mexicanos, se acercaron a felicitarme, y de paso
me preguntaron con que productos, yo había elaborado tan bello peinado. En ese entonces, yo
representaba a la Empresa del Cerro, y como no me habían dado los productos prometidos que
necesitaba para poder trabajar, me refiero a productos para estilos, lacas, gel cremas etc., etc., yo
mismo tuve que fabricarme un amoldador, hecho a base de cerveza, Una Laca hecha de alcohol, con
unas ramitas de romero para darle color y aroma. Le agregué un poco de Perrubia para darle un
poco de dureza y fijación al peinado. Los mexicanos me preguntaron que cual marca de productos
había usado para la confección de los peinados, pues mis envases no tenían etiquetas, a lo que les
respondí…el amoldador es de cerveza. Ellos enseguida preguntaron…¿de qué casa? O sea, ¿de qué
marca?, yo les dije…de mi casa. Ah, usted tiene casa distribuidora de productos…Yo les dije: “Oh, no
señores, me refería a la casa donde vivo y cerveza es la que tomamos en las fiestas”. Ellos se
quedaron alarmados y admirados cuando al fin entendieron que yo me había fabricado, mis propios
productos, pues en Cuba no había casi nada para esa época, se quedaron pasmados, y me dijeron:
Mis respeto para usted caballero, porque sin tener instrumentos y muchísimo menos productos de
buena calidad, ha sido capaz, de hacer un peinado tan espectacular, ganando el primer lugar. Nos
podríamos imaginar, lo que podría usted hacer y lograr, si tuviese todo lo que podemos ofrecerle en
México.
Esa fue una bonita experiencia para mí, a pesar de la miseria que había que confrontar en Cuba a
cada momento, me sentí orgulloso de mi capacidad creativa. Constituyó un gran halago, todas sus
frases, y felicitaciones hacia mi trabajo artístico que fue un 100% de mis manos e inventiva. No igual,
que cuando uno cuenta con todos los productos necesarios, que te ayudan a elaborar, y perfeccionar
mejor tus ideas de diseños.
Los Estilistas debemos ayudarnos con buenos productos para que seamos un compendio de un
50% calidad en productos y equipos de trabajo y otro 50% nuestro talento y creatividad, pero en este
caso, todo el premio se lo llevó la creatividad.RUBEN – Eduardo, ¿qué tal de la situación de un colega tuyo, mientras tú participabas como jurado
en una competencia?
EDUARDO – Creo, que primeramente mi fe tan grande en Dios, que me ayudaba a tener plena
confianza en mí, y en lo que hacía… Sigo confiando en Él que me da la fuerza y confianza que es
necesaria cada día para salir victorioso y adelante.
Ya había ganado varios primeros premios en varias competencias de estilismo en Cuba. Esta era
una de peinados de vestir, las cuales ya, yo había salido ganador en varias competencias. Tenía la
experiencia, y lo dominaba a la perfección… por esa razón, me eligieron como parte del jurado. En
esta ocasión, competía un gran amigo, a quien estimaba mucho. Pero imagínate, yo estaba de
jurado, y tenía que cumplir honestamente con esa función. Los nervios lo traicionaron, y por
supuesto, ni modo que le saliera la base de un recogido (Moño) que intentaba hacer, lo intentaba una
y otra vez, y nada, el hombre se encontraba trabado y el tiempo corriendo. Y déjame decirte que era un
gran peluquero. Pero no le salía un detalle que era la base del peinado que estaba confeccionando.
Sudaba mucho, y yo también, pues sabía de su capacidad, pero en algún punto de nuestras carreras,
a cualquiera que ejerza esta profesión o cualquier otra que dependa de arte, puede sucederle algo
similar.  El pobre amigo seguía sudando, pues por mucho que lo intentaba, no le salía un doblez en
el pelo de la nuca para a partir de ahí, elaborar el peinado de arriba. Yo me le acerqué en un instante
que pude hacerlo como jurado, como si estuviese inspeccionando el peinado de cerca, y le susurré a
la modelo: Pide permiso dentro de 5 minutos, di que necesitas ir al baño. Ella, sin preguntar de que
se trataba me dijo: Está bien.
Yo muy discretamente al minuto bajé del escenario, tomé un pequeño peine y lo puse en mi bolsillo,
también varias horquillas. Cuando ella llegó al baño, ya, yo, estaba esperándola, e inmediatamente
le advertí que no dijera NADA. Le hice el doblez que a mi amigo no le salía entonces, le alboroté un
poco el cabello, y se lo dejé caer por encima del doblez ya hecho en la nuca, para que no se notara
mi colaboración. Me tomó solo 30 segundos hacerlo.
Cuando ella regresó a su puesto, y mi amigo comenzó a trabajar nuevamente, noté en su cara, una
sonrisa de oreja a oreja… Fue todo un éxito. Créeme que en ese momento, me sentí bendecido por
Dios, y el ser más feliz, sobre la faz de la tierra. Es que siempre me ha gustado ayudar dentro de mis
posibilidades… y si la persona es buena y demuestra buenos sentimientos, con más razón lo hago,
disfrutándolo. Mi amigo terminó el peinado, en un dos, por tres, como por arte de magia, o sea, en
tiempo inconcebible, ya que era muy bueno…Es muy bueno, porque todavía vive.
A pesar de los 5 minutos perdidos. Este trabajo lo tenían cronometrado por 45 minutos. Y para
felicidad de él y satisfacción mía, ganó el primer premio. No cabíamos en la piel.
No lo consideré una trampa, pues él era muchísimo mejor estilista, que todas los que estaban
compitiendo, pero como él no estaba montado en el carretón del sistema, el jurado en pleno, excepto
yo, querían que él perdiera, pues escuché varios comentarios políticos negativos en su contra, y él
era el único hombre, y para colmo, le pusieron como 10 mujeres que tenían influencias dentro del
jurado que estaba vendido y todos entregados al sistema.
En Cuba, una persona tiene más probabilidades de ganar dentro de una competencia, si
aparentemente está integrada al sistema, o al menos eso haga creer. Sabemos los cubanos, que
Cuba es un país con un sistema maléfico, lleno de discriminaciones, contra quienes no piensan a
favor de lo que favorece sus intereses.
Es un país, donde no existe la justicia, todo es acomodativo, y eso hubiese sido una injusticia. Yo no
podía permitirlo. Este amigo mío no tenia ideales políticos afectos al sistema y esto le restaba
mucho, pues allá  todo hay que mezclarlo con la política para poder ganar, Y eso también me dio más
fuerzas para decidirme a ayudarlo, para que lograra su Primer Lugar, y como lo logró, sentí que los
dos habíamos ganado, mas le habíamos robado un premio al sistema, impidiendo una vileza. Al
final, ganó el mejor. Como en las películas. Al final siempre ganan los buenos…Ja…Ja…Ja…
Después él me confesó, que debido a ese complot, que ya presentía, los nervios, lo habían
traicionado.
Imagen integrada
También ha sido este factor la importante enseñanza, que le ofrecieron sus progenitores,
Sr. Eduardo Hernández, el  padre, y su distinguida esposa Doña Marta Posada de Hernández, 
la madre. Son una parte vital y responsable, de la ejemplarizante y estricta educación recibida 
por un niño, nacido entre las garras de un monstruo, que supieron inyectarle responsabilidad,
moral, civismo, fortaleza y a la vez la dosis de ternura necesaria para comportarse como todo 
un caballero con grandes fibras de sensibilidad, hacia todo lo que le rodea.  
RUBEN – Dime ¿cómo se desarrolla tu afición por la cultura anterior a 1959, también tu nostalgia, y preferencia por la música y de qué tipo? :
EDUARDO – Fíjate, que en Cuba, siempre añoré la música de los años 50, y 60. Recuerdo, que mi tía Olga, tenía un toca discos de
aquella época (de maletica) en ‘el que escuchaba toda esa música, que para mi tenía cierta magia, y un encanto indescriptible.
Aunque yo era muy chico, me deleitaba escuchándola. También escuchaba a “La Lupe”, en casa de un buen amigo, aunque yo no
sabía quién era esa mujer que tanto me fascinaba, me deleitaba con su sonido y estilo tan peculiar.
Me cautivaba todo lo de esa época. Era lo que mis sentidos, captaban, llenándolos de una alegría incalculable. Mis abuelos, siempre
me decían, que yo había nacido posterior, a mi tiempo real. Me gustaba escuchar esa expresión, pues así yo me sentía diferente e
importante. Me decía que yo había nacido por equivocación, en el futuro, y que debía haber nacido en tiempos pasados.
Particularmente haber podido disfrutar y participar específicamente, de las cosas de esos años, hubiese sido glorioso. ¿No crees?
RUBEN – Escuchándote, si lo creo. Pero ¿en qué año logras salir de Cuba, hacia dónde?
EDUARDO – Salgo de Cuba en 1994. Me dirijo a Costa Rica, como creo ya haberte dicho. Allí, la primera persona con que hago
amistad, fue con un costarricense llamado Johnny. Hasta hoy mantenemos una buena comunicación y armonía. Él es un gran artista,
y admira tanto a Cuba, especialmente su música. Es quien me mostró, la música de la época que tanto añoré conocer, y vivirla en
persona. Música dulce a mis oídos, que anteriormente, estando viviendo en Cuba, y siendo ciudadano del país, mi país, me estaba
vedada, no la había podido disfrutar a plenitud. Algo tan simple, sencillo, y sublime, como la música, y que se le niegue a un ser
humano. ¿Alguien lo entiende? ¿Alguien me podría explicar esto?  Pues francamente no lo entiendo. El caso es que me dice: Son
cantantes de tu tierra.  ¿Puedes contarme sobre ellos? Pues yo los admiro mucho.  A lo que penosamente le respondí… Cuéntame tú,
pues yo apenas, conozco los nombres de algunos de ellos, y el resto para mí son nuevos. Para ti, debe ser extraño, pero es muy
cierto, estos cantantes, no se escuchan en Cuba. El tipo queda perplejo, y me dice. No puedo creerlo. Y ahí es que él supo y se dio
cuenta, que yo había acabado de salir de una dictadura, que había arrasado hasta con sus propios artistas. Tales como Olga Guillot,
Celia Cruz, Blanquita Amaro, e incluyéndote a ti “Mr. Pachanga”, Zoraida Marrero, Marta Pérez, Rolando Laserie, Otto Sirgo, Dinorah
Ayala, Alberto Piñeiro, Maritza Cabrera su esposa, la espectacular bailarina de danzas españolas, Xonia Benguria, Concha Valdés
Miranda, Vicky Roig, Hilda Lee, Marta Flores, Manolo Álvarez Mera, Facundo Rivero, Carmita Lastra, Luisa María, Arty Valdés, Fajardo y
su orquesta, Arsenio Rodríguez, Eduardo Davidson, Doris de la Torre, René Touzet, Guillermo Álvarez Guedes, Olga María Touzet y
Guillot, Robertico Lozano, Héctor Fernández, Enrique Herrera, Chamaco García, María de los Ángeles Rabí, Fernando Mulens, Rita
María Rivero, Olga Rivero, Hortensia Coalla, Tito Hernández, Luis Echegoyen, Normita Suárez, Jesús Alvariño, Hilda Fabiola, Olga
Chaviano, July del Rio, Pedrito Román, La India de Oriente, Martica Rams, Carlos Oliva, director y cantante de la agrupación Los
Sobrinos del Juez, Olga y Tony, su hija la gran cantante Lissete Álvarez, Ñico Membiela, Orlando Vallejo, Carlos Díaz, Estelita Santaló,
Leopoldo Fernández ( Tres Patines ) Aníbal de Mar ( Juez de La Tremenda Corte ), Garrido y Piñero, Rolando Barral, y su padre Mario
Barral Javier Dulzaides Julio Gutiérrez, Jorge Bower, Armando Palacios, Roberto Ledesma… En fin, tantos y tantos, que para
nombrarlos a todos, tendrían que pasar muchos años. Todo este desconocimiento, ha sido producto en ellos todos, del gran delito de
salir de La Isla Esclava, buscando LIBERTAD. Ser LIBRES. Inconcebible, me comentaba Johnny, ya que para él, sin conocer los
detalles políticos, que existían consideraba que Cuba, era tan solo, y se trataba de un gobierno popular con Estado de Derecho, como
otros tantos países de América Latina.
RUBEN – ¿Tu alegría, la pudieron matar?
EDUARDO – No… Esa, quizás pudieron apagarla en algún momento, pero jamás, pudieron matarla. Fíjate que no, porque como verás,
estoy aquí vivo, conversando contigo. A pesar de todas las limitaciones, tengo a Dios conmigo, siempre lo he tenido, y cuando tienes a
Dios, todo a tu alrededor es amor, y alegría. Aunque te salpiquen a veces, gotas de tristeza, pero solo es eso…Salpicar. Jamás
pudieron silenciar en mí, los deseos de ser LIBRE.
Volviendo a Cuba en ocasiones me iba hasta una línea de trenes que estaba rodeada de cafetales, arboles de guayaba y otros
arbustos, que quedaba cerca de mi casa. Allí escondido, me acostaba en la hierba, con la mirada hacia el cielo. Mi mente se
escapaba y se marchaba de Cuba, por un buen rato.
Imaginando un mundo libre, lleno de ilusiones y fantasías. Un mundo que yo mismo diseñaba en mi afán de ser Libre. Donde no
había trajes verde olivo, barbas, ni caras grotescas.
Era un mundo de libertad absoluta, con unos grandes escenarios, donde solo prevalecían, amor, risas, alegrías, y buenos
sentimientos. Allí, aparte de sentir una Infinita Paz, cargaba mi cuerpo y mi mente de energías positivas. Allí, gozaba la libertad, que
sentía interiormente y que tanto ansiaba encontrar. Esa, no me la podía nadie arrebatar.
Era libre, completamente libre. Bajo ese estado de libertad, me veía, saliendo de Cuba, sacando a mis padres y toda mi familia. Algo,
que pude realizar posteriormente. Lo que me hace pensar, que cuando deseas algo tan intensamente y con fe, puedes lograrlo, Dios
te da los medios, para que lo obtengas y se haga realidad, tu gran deseo.
Algo que no recuerdo si te lo expliqué, fue mi salida hacia Costa Rica. Había una Señora, que vendía las visas. Algo caras, pero valía
la pena. Trabajando en exceso, logré juntar el dinero, pues ella lo cobraba primero y después como al mes, ella enviaba la visa.
Cuando le llevé todo el dinero, a riesgo de ser detenido, por la cantidad tan grande que llevaba conmigo, le dije: Señora, yo vivo en un
país donde no puedo, ni tengo el derecho a defenderme legalmente. Este dinero, que para usted puede resultar muy poco, para mi
representa una fortuna. Es todo lo que tengo, y me costaría muchísimos años más, para volver a reunir esta cantidad nuevamente. Sin
este dinero, y sin la visa que usted me ofrece, yo quedaría eternamente preso en este infierno rodeado de agua y palmeras. Tengo 31
años, y una gran ilusión en poder sacar y ayudar a mis padres, que es lo que más quiero en este mundo, junto a toda mi familia. Aquí
le entrego el dinero, con él le estoy entregando mi libertad, y mi vida entera. Todo lo pongo en sus manos. Estoy forzado a creer en
usted, y creo en usted. No le digo más. Le deseo, muy buen viaje de regreso.
Le di un beso, y al mirarle la cara, noté que sus ojos estaban llenos de lágrimas. Me abrazó y me dijo estas palabras: Muchacho,
puedes estar tranquilo. Me has conmovido, te prometo, que tu visa será la primera en llegar a esta Isla entre las 15 visas que debo
enviar. Ese es mi compromiso, no contigo, pero sí conmigo misma.
A la semana, visité a mi amiga peluquera, que era su sobrina, y quien me la había presentado. Me dijo: Mi tía llegó muy bien, pero
antes de irse me dijo: ese muchacho me ha conmovido inmensamente, más que todo por su sinceridad, su comportamiento, sus
modales, su respeto. Al mes exactamente, el hijo de mi amiga, llegó a mi casa montado en una bicicleta, después de bicicletear por
más de 7 kilómetros, pues no teníamos teléfono, y al entrar me dijo: Eduard, aquí está tu visa. Eres el primero. Lo demás es historia.
RUBEN – Que conmovedora historia Eduardo, fíjate que hasta yo me he emocionado. ¿Pero como fue la despedida en Cuba con tus
padres?
EDUARDO – Yo tenía una cuentecita en el banco. Durante años acumulé un dinerito. Pero esa plata, no la quería tocar, pues la tenía
para una emergencia. Al ser ya un hecho que me iba, quería dejar a mis padres protegidos. Especialmente a mi madre. No quería
dejarla sin el dinerito que yo acostumbraba a darle. No quería sacrificarla, por solo el hecho de salir yo de Cuba… Aunque mi papá,
siempre fue un muy buen proveedor, nunca sabía que podría pasar. Pensaba que ya bastante tendrían, con mi partida, con mi
ausencia. Sé que iban a sufrir inmensamente. Los dos sufrirían, pero la mujer, (madre al fin) siempre es más expresiva, con la
separación de sus hijos. Quería dejarle un dinerito, que había conseguido mediante préstamos familiares. (Se portaron todos muy
bien). Mas lo poquito que tenía en la cuentecita bancaria.
RUBEN – ¿Era tu propósito para tranquilizarla dejarle ese dinero ?
EDUARDO – No necesariamente, pues los sentimientos, sentimientos siempre son. Pero hay que estar consciente, que aunque el
dinero no es la vida, es tan solo vanidad, (Según la letra de una popular canción) si resuelve mucho.
No es lo mismo sufrir y llorar, cuando tienes penas, en un Limousine, que en un auto regular.
Tampoco es lo mismo en un auto, que en un autobús, ni es lo mismo, en un autobús, que en una bicicleta, ni en una bicicleta, que en
un par de patines. Como dice una canción popular…
No es igual, no es igual no es igual. Y por lo menos su dolor, sería menos intenso, si al menos por un tiempo, no tenían que
preocuparse para darle qué comer a la familia. Aunque fueran los gastos básicos, podrían cubrirlos. Y yo me sentiría mucho más
tranquilo. Ella se rehusaba tomar el dinero, alegando, que yo me iba a un país extraño solo, y que necesitaría el dinero, mucho más
que ellos.
Le dije. Mira: para salir adelante, donde quiera que llegue o me encuentre, lo único que necesito es un peine, unas tijeras y mis
manos. Y todo eso, lo tengo. “A Dios gracias”. Hasta donde tengo entendido, en Costa Rica, toda la gente tienen cabezas, y cabellos,
por lo que despreocúpate, de hambre no voy a morirme, tendré para vivir, y poder ayudarles a Uds. Para donde único no puedo
emigrar, es para Marte. Pues allí todos son pelones… y allí si no creo tenga trabajo seguro… ¿No creen? Todos rieron, de mi
ocurrencia.
Tenía que payasear y decirles algo, para calmar la tensión que todos teníamos. Yo por dentro, aunque no quería demostrarlo, estaba
bastante angustiado. Primera vez que salía de Cuba definitivamente, dejando una vez más, el seno familiar, pero esta vez no me
separaba dentro de la propia Cuba, sabía que iría en una aventura, en pos de mis sueños, y aunque tenía mucha confianza en mí,
siempre es impresionante, enfrentarte a lo desconocido, pero sobre todo ver a mi madre adorada, fuerte, pero con una tristeza en su
carita, que se notaba a mil kilómetros.
Entonces se tranquilizó un poco, y lo tomó. Al irme de Cuba, les dije. No tengan preocupaciones, que ustedes me enseñaron a
defenderme y me sé defender, pues aprendí muy bien la lección, que los dos me dieron.
Al llegar a Costa Rica, me albergué en la casa de un matrimonio. Era un Señor cubano, con una señora costarricense. Los dos me
dieron mucho amor, del cual yo estaba muy necesitado en ese preciso instante, pues no era fácil desarraigarme de mi nido familiar,
donde había estado por 31 años. La señora estaba embarazada. Cuando le conté todo lo que había pasado en Cuba, y lo que me vio
sufrir por la separación de mi familia, se solidarizó conmigo, y también sufrió, todas mis emociones…Muy Buena…Muy buena señora.
Después de vivir nueve meses con ellos, pude finalmente rentar una casita modesta, donde pude comenzar a independizarme.
RUBEN – Estos son datos fascinantes…Toda tu historia es muy interesante. ¿Cómo fue tu experiencia, al comenzar a trabajar en el
primer salón en Costa Rica?
EDUARDO – Una de las personas para la que trabajé al llegar, recuerdo que me ponía a limpiar el piso cuando no tenía clientas.
También a sacudir el polvo del salón, aun estando este limpio. Un día dijo: Yo les pago por trabajar 8 horas, y tienen que estar aquí
pelando, peinando, en fin trabajando, pero no quiero a nadie sentado. Decirte que me hizo recordar, tristemente cuando tuve que
trabajar en Cuba con aquella señora que te narré, que después de haber terminado mi jornada de trabajo muy fuerte, y me sentaba
para tomar un respiro, me hacia comenzar nuevamente a organizar lo que ya había organizado tempranamente, diciéndome que
BARCO PARADO NO GANA FLETE. Fue otra vez horrible volver a recordar, la famosa frase que ya había escuchado varias veces en
Cuba. Pero bueno, por tal de no perder mi empleo, el cual necesitaba tan desesperadamente, y sobre todo EL ESTAR EN UN PAÍS
LIBRE, saliendo una clienta de mi silla, Inmediatamente agarraba yo el plumero, hasta que llegara la próxima o el próximo cliente.
Esto sucedió solo a principio, pues se comenzó a regar entre los mismos clientes, la voz sobre lo bueno y profesional que yo era en
mi trabajo. Cuando agarré cierta popularidad, comenzaron a llegarme ofertas de otros salones. Algunos querían hasta asignarme un
asistente, para que me fuera con ellos. El tiempo lo puede todo. Eso me queda bien claro. Solo hay que tener paciencia y
perseverancia.
RUBEN – ¿Cómo pudiste comprarle la casita a tus padres, y cómo la tuya?
EDUARDO – Cuando puse mi saloncito en la casa que Doña Marta me había rentado en el centro de San José, comencé a guardar
centavo a centavo, y a restringirme de muchas cosas, que aunque necesarias, no eran imprescindibles. Siempre he tenido, pues mi
padre me lo enseñó, la cualidad de saber ahorrar y gastar organizadamente, sin excederme. Eso sin llegar a la categoría de ser
tacaño. Pero ajustarme a una meta y presupuesto adecuado, siempre ha sido y es, prioridad en mí. Comencé a ahorrar como he
dicho anteriormente, con el propósito, de comprarles, y regalarles, una casita a mis padres, pues eso era una meta y propósito, que
tenía en mente desde siempre. Desde que recuerdo tener uso y razón, y darme cuenta, que las condiciones para quedarnos en Cuba,
nuestro país, no eran las más adecuadas, de que mis deseos de salir de Cuba y sacarlos a ellos también, se harían algún día
realidad. Ya en Costa Rica, sentía que era una justa compensación, por el sufrimiento y la humillación que estaban sufriendo, al ser
despojados vilmente al salir, de lo que siempre había sido su casa, nuestra casa, su hogar en Cuba, nuestro hogar. No se quejaban,
pero lo sufrían. Por tanto esa era. Y se convirtió’ en mi prioridad.
Me enfoqué solo en ese propósito en ese momento, para proporcionarles esa enorme alegría, que Dios me dio la bendición de poder
brindarles, ¡ah!, pero es que también constituyó, una gran alegría para mi, ya que ha sido, uno de los mejores regalos que me he dado
en la vida. Y es que dar felicidad sobre todo a tus seres querido, es propinártela doblemente a ti mismo.
Más tarde, cuando con el tiempo, pude cancelar, liquidar la deuda de esa casita, que resultó ser muy modesta y económica, pero llena
de amor. Entonces, unos años más tarde, y solo entonces, me di a la tarea, de obtener y comprar la mía, a través de un préstamo
hipotecario bancario, que conseguí con la ayuda de una clienta, que trabajaba en ese banco, ya que también tener mi propia casa,
representaba desde siempre, otro gran sueño para mí. Entonces me enfoqué en tratar de pagarla en su totalidad lo antes posible, y
así lo logré.
RUBEN – ¿Cómo llegas a Miami?
EDUARDO – Ya tenía parte de mi familia aquí, por lo que había venido varias veces de visita. Verdaderamente, y para ser honesto,
siempre que llegaba, me sentía muy cerca de los míos. Y digo los míos, pues sentía el calor humano de mis cubanos. Eso me faltaba
en Costa Rica. La Cubanada, el folklorismo cubano… aunque si también tenía en Costa Rica, el calor humano, de esa maravillosa
gente, que también llego’ a ser, y es mi gente. Pero a pesar de tener todo el armó de toda esa linda gente costarricense a quienes
siempre tendré y mantendré en lo profundo de mi corazón, cuando llegaba a Miami, sentía que pisaba la tierra cubana. Eso me atraía
muchísimo. Sentía que había llegado a Cuba Libre. La Cuba de mis sueños.
Más tarde, pasado unos 10 años de vivir en Costa Rica, se nos presentó la oportunidad de entrar a este país… En una reunión
familiar, acordamos, que primero fueran reclamados mis padres, después mis hermanos, cuñadas y sobrinos. Yo fui el primero en
salir de Cuba, pero ahora sería el último en salir de Costa Rica. Ya cuando todos recibieron sus visas, y estaban instalados aquí,
entonces me llegaba el turno a mí. Entonces fui el último en, “Apagar la Luz”. Ja…Ja…Ja… Me monté en el avión, y aquí me tienes.
RUBEN – ¿Y tus logros en Miami?
EDUARDO – Aquí he trabajado fuerte, pero a mi tiempo y espacio. Para artistas y personajes muy importantes, del mundo del arte y los
negocios. También he tenido la dicha de trabajar, para personas que llevan rutinas más sencillas, pero igualmente valiosas, gente
simple de a pie. A las cuales les dedico lo mejor de mis tijeras, mi peine, y mis manos.
Es algo muy gratificante poder servir, pues es muy parecida a la famosa frase de: “Honrar, honra”. Alguien con quien he trabajado
mucho, y me proporciona un enorme placer hacerlo, es con la famosa artista cubana, Maggie Carles, quien más que una clienta, se
ha convertido para mi, en parte de mi familia, de mi vida. Tanto ella, como su esposo Luis Nodal, quien también es mi cliente, son
parte de mí ser. Tremendos artistas, y mejores seres humanos. A ellos, tuve la enorme satisfacción de conocerles en Costa Rica, en
una de sus presentaciones, en las cuales les brindé mis servicios profesionales, y desde entonces, la unión entre nosotros, es algo
impresionante. He trabajado para ellos y con ellos, en múltiples Shows en TV y Teatros. Junto a ellos, pude conocer a Gloria Gaynor,
la famosa cantante norteamericana que popularizó I Will Survive. El propósito es siempre el mismo, con mis conocimientos, después
de terminar mi trabajo, es hacerles sentir y lucir a todos, sin excepción alguna, a TODOS, como “ESTRELLAS DE CINE”, en plena
filmación.
Llevo más de 30 años en esta profesión de estilismo, he arreglado a personas de todas las clases y esferas sociales, pero siempre
poniendo en cada uno, y una de mis clientes, todos mis deseos y esfuerzos, por que queden complacidos… Ese es mi mejor pago, y
estimulo.
RUBEN – ¿Cuáles son las y los cantantes que te gustan más?
EDUARDO – Son muchos y muchas, los que me gustan. Pero por supuesto, comienzo con mis preferidos. Maggie Carles, y Luis Nodal.
Y no porque sean clientes míos o amigos apreciadísimos, es que son muy buenos y profesional. Y cada uno de ellos, cuando suben
a un escenario, no se parecen en nada al otro, aunque son una pareja ejemplarizante.
Y los cantantes que no pude disfrutar en Cuba, son bastantes. Comienzo por Olga Guillot, Celia Cruz, Blanca Rosa Gil, La Lupe,
Rolando Laserie, y entre ellos tú, que te conocí en Costa Rica de una forma, muy especial y accidental. Aprovecho para decirte, que
gracias a ti, he podido conocer, mucho de los artistas y música, que estaban y están prohibidos difundirse en Cuba. Eres mi guía
espiritual, por quien he descubierto, facetas, que me eran desconocidas. Te considero mi gran amigo. Quien me ha dado a conocer,
mucha parte de la música de los 50, 60, y antes. También del exilio y la época dorada de Cuba. Gracias a ti “Mr. Pachanga” he podido
percatarme y conocer, tantas glorias de Cuba, de la farándula cubana, que están diseminadas por todo el mundo. Te llamo La Biblia
Musical Masculino, ya que la femenina era, y será, siempre nuestra Olga Guillot.Tú, me has regalado todos los conocimientos
musicales que trataron de robarme en Cuba.
Entre otros muchos cantantes que me gustan, están ya conocidos por mí desde Cuba, pues son de mi época, Annia Linares, Mirta
Medina, Miguel Ángel Céspedes, Elena Burke, en fin tantos, que se haría una lista interminable. Es que la música, es parte de mi
existencia. Con ella, puedo pensar y crear más claramente.
RUBEN – Gracias muchas Eduardo, por esas amables palabras con que te refieres a mi persona, te las agradezco de corazón, pero
Chico, esta charla se debió concentrar en ti, en tu gran talento y tus experiencias, a través de tu productiva, interesante vida, y todavía
joven carrera.
EDUARDO – Para terminar, hay algo que me gustaría puntualizar. Es una satisfacción y orgullo conocer, aunque sea por internet, a la
Sra. María Argelia Vizcaíno, creadora del boletín electrónico “Faranduleando”, y creadora de la hermosa página 
www.
mariaargeliavizcaino.com
 . Es tan cubana, tan verídica en todos sus comentarios, y sobre todo, admiro mucho, la forma en que
defiende a nuestros artistas compatriotas cubanos. También a los artistas de otras nacionalidades. Es algo, que quedará para la
historia artística de Cuba y otros países, cuando esta, finalmente se escriba y se narre, habrá que tener en cuenta, todo lo que esta
señora ha cooperado con la clase musical. Es una autentica dama, distinguida, y muy inteligente sin duda alguna. En la forma en que
ella ayuda en su espacio a este medio, deja claro y a vivas luces, que no es una persona mercenaria, todo lo contrario. Todos los
artistas y músicos, siempre tendrán que llevarla muy dentro de sus corazones. Es muy autentica, siempre en pos de la verdad. La
forma en que les ofrece publicidad a todos independientemente de que se lo agradezcan o no. Creo que ella es una Gran Dama, con
un talento insustituible. Yo la considero: “LA DIVA DEL PERIODISMO” Gracias Señora por estar.

Eduardo Hernández.

RUBEN – Gracias Eduardo… Gracias por dejarme participar de esta gran y gratísima charla contigo. ME HONRA HABER TENIDO LA DICHA DE CONOCERTE, Y EL PRIVILEGIO DE SER TU AMIGO. 

Rubén Ríos ( “Mr. Pachanga” )
Imagen integrada
Imagen integrada
Eduard, como un gran cubano trabajando en el rescate de la cultura cubana en el parque
histórico de Hialeah Fla.