Rita Montanér “La Unica” Parte # 2

Rita Montaner, ¿Por Que Me Tratas Asi?

Rita Montanér (La Unica)

GUANTÁNAMO.- Hay artistas que alcanzan trascendencia por su calidad, entrega y carisma. Aunque transcurran muchos años después de su muerte y nuevas generaciones la desconozcan, jamás podrá obviarse su trascendencia para la cultura nacional. Ese es el caso de Rita Montaner, “La única”.

 

Con José Maria Linares Rivas en El Romance de un Palár. 1938

 

Quienes la conocieron la recuerdan como una mujer de mediana estatura, vivaracha, dueña de un carácter muy fuerte. En algunas fotos y filmes aparece con una sonrisa amplia que me parece contrastaba con cierta languidez de su mirada.


Además participa en el espectaculo de:
Josephine Baker
Espectaculár“.

                                                             

Por esos tempranos años, la Montaner representó actuando en la prominencia de las mejores obras de la zarzuelistica cubana: “Cecilia Valdés”, “China rosa” y “El Cafetal”. Y participa en las películas cubanas “Sucedió en La Habana” (1938), “Romance del palmar” (1938), “Maria la O” en 1949 y “La Numero Uno” en 1954, Ramón Peón García.

 

Rita Montaner, La Mulata

 

... IZQIERDA ESTA RITA JUNTO A ELLA, LA ACTRIZ ARGENTINA NINI MARSHALL

Miguel de Grandy y Rita Montanér

 

Ladrón de Gallinas

Imagen integrada

Rita Montanér: También conocida como La Única, fue una de las más grandes artistas cubanas, incursionó en el teatro, la radio, el cine y la televisión alcanzando notable éxito nacional e internacional.

 

LA ÚNICA:
RITA MONTANER
Por: Eduardo Robreño

Su arte lo paseó por el mundo para gloria de su patria, a la que tanto quiso. El primer Concierto Típico de nuestra música, la primera audición radial y los inicios de nuestro teatro lírico, la tuvieron como intérprete y desde allí eslabonó su carrera triunfal que la hizo imprescindible en nuestro mundo teatral

En la mañana estival resonó la ovación del público congregado en la platea del “rojo coliseo”, como se le llamaba al antiguo Payret. Los asistentes a este primer Concierto Típico Cubano, que organizado por el maestro Jorge Anckermann se celebraba en el ya lejano mes de mayo del 1922, eran en su mayoría personas que sabían catalogar lo que en el escenario se les presentaba. Pese al tiempo transcurrido, la ovación aún resuena en mis oídos.

Quien la recibía había acabado de interpretar de manera magistral dos danzas para piano, género de muy difícil ejecución, en la que Cervantes y Lecuona han sido los máximos creadores e intérpretes.

Desde que salió a la escena impresionó grandemente. Enmarcada en el spot de carbón de luz blanca, avanzó hacia el proscenio. Aquellos radiantes veintidós años de mujer, eran la representación genuina de la clásica belleza cubana.

Su vestido de un rojo subido, como la sangre que hervía en sus venas de artista. Su tez trigueña, de un trigueño único. Su cabellera partida en dos (peinado de la época) que se remataba junto a los oídos con un abultamiento de pelo, a lo que se le decía entonces “cocas”.

Un llamativo lunar nimbaba su frente. Agradeció los aplausos iniciales y dejó ver una sonrisa, que como ella, fue única. Después de la ovación un murmullo continuado. ¿Quién era? ¿De dónde venía? Los que buscamos información en el programa solamente pudimos leer:

Danzas para piano:
a. Señorita J. Anckermann
b. Reinado y llorando J. Anckermann
Interpretadas por la Sra. Rita Montaner de Fernández.

Posteriormente actuó como intérprete vocal y volvió a entusiasmar a los oyentes de este concierto dominical memorable que tiene, no sólo el mérito de haber presentado por primera vez ante el público a Rita Montaner, sino que en él también hubo de actuar cantando con su bien timbrada voz de barítono un bolero de su cosecha, con letra de Rosario Sansores, un joven letrado que con el tiempo sería una de las más destacadas figuras de nuestra música: Alejandro García Caturla.
De la grata impresión que dejó, lo demuestra el hecho ocurrido meses más tarde, cuando en octubre de ese propio año se inaugura nuestra “era radiofónica”. En el primer concierto que salió al aire por la PWX (primera planta trasmisora que hubo en Cuba de algún alcance) los maestros Luis Casas Romero y Eduardo Sánchez de Fuentes la seleccionaron como intérprete de esa primera audición musical radiada. Aquella noche del 10 de octubre de 1922, Rita, acompañada por la orquesta que dirigía el maestro Casas cantó dos canciones: Rosas y violetas de José Mauri y Presentimiento del propio Sánchez de Fuentes. Cúpole la distinción de dejar inaugurada la radiofonía en Cuba y llevar su voz a todos los ámbitos que alcanzaban los entonces modestos doscientos cincuenta watts que tenía la planta.

Llegó el año 1927 y hasta entonces Rita cantaba por amor al arte y era figura destacada en estos conciertos que aquí glosamos. Pero en esta oportunidad Lecuona y Grenet se decidieron a fomentar nuestro teatro lírico a través de una gran compañía de revistas y zarzuelas cubanas en cuyo elenco figuraban voces ya consagradas y nuevos valores. Pensaron en Rita pero tuvieron que vencer obstáculos conyugales.

Ella estaba casada con el doctor Alberto Fernández, guanabacoense como ella, joven abogado de numerosa y rica clientela. Dedicada a su hogar y a la crianza de sus hijos, nada material necesitaba. Por otra parte, el joven letrado, quizás un poco egoistamente prefería que Rita demostrara sus aptitudes vocales y pianísticas en pequeñas reuniones de su querida villa. “Un contrato teatral”. Eso era harina de otro costal.

Lecuona, con esa visión artística que tenía, le hizo ver que Rita no era solamente del terruño donde había nacido, era algo más. Su arte se pasearía por otras latitudes del mundo llegando a ser Rita de Cuba. Palabras proféticas. No de buen grado accedió el coterráneo (Lecuona también había nacido en Guanabacoa), y el 29 de septiembre de 1927 se inauguraba en el remozado Teatro Regina la temporada teatral de zarzuelas cubanas que habían organizado los maestros antes mencionados.
Niña Rita o La Habana de 1830 fue la obra escogida para el debut, en la que Riancho y Castells habían elaborado un buen libreto y la partitura era de Lecuona y de Grenet.

Al descorrer la cortina y comenzar la representación, aparecía Rita interpretando un negrito calesero de la época: botas altas charoladas, calzón gris ajustado, chaleco de punto blanco, que mientras lustraba el calzado de la familia, iniciaba una tonada de la lejana tierra de sus antepasados.

A pesar de ser número musical fácil y pegajoso, pasó sin penas ni glorias, debido principalmente a esa mala costumbre que tenían nuestros espectadores teatrales (y aún perdura), de esperar el comienzo de la representación para ocupar sus puestos en la platea.

Lecuona quedó preocupado. Conocedor como nadie del gusto del público, no se explicaba cómo esa escena musical no había causado el impacto esperado. A la segunda representación le propuso a Grenet, que era el autor de la música, cambiarlo de situación escénica y colocarlo en el cuadro quinto, cuando se celebra, de acuerdo con la trama de la obra, en la Alameda de Paula la tradicional Fiesta de Reyes. Así se hizo.

El número musical y Rita quedaron consagrados y en ocasiones hubo que bisarlo cuatro veces. De más está decir que se trata del mundialmente conocido y famoso Ay, Mamá Inés. A partir de esta fecha comienza la carrera ascendente de Rita, que la encontró en cuanta compañía teatral hubiese, interpretando en casi todas las obras de nuestro género lírico sus papeles estelares.

Su ductilidad como actriz, como cantante y como artista total, no es tema de esta crónica. Por otra parte, el joven y valioso escritor Miguel Barnet ha completado una valiosa biografía de la Montaner que pronto verá la luz. Asimismo es el autor de un guión cinematográfico donde se recogen los aspectos más sobresalientes de su trayectoria artística.(1)

Su arte lo paseó por el mundo para gloria de su patria, a la que tanto quiso. El primer Concierto Típico de nuestra música, la primera audición radial y los inicios de nuestro teatro lírico, la tuvieron como intérprete y desde allí eslabonó su carrera triunfal que la hizo imprescindible en nuestro mundo teatral.

Rita, además, es ejemplo para las nuevas generaciones de cantantes. Estudiosa de su arte, trabajadora infatigable, con gran concepto de la responsabilidad artística, dio todo lo que tenía (y era mucho) al arte en Cuba.

Trazó líneas a seguir esta Rita Montaner, cuyo octogésimo aniversario hoy conmemoramos, evaluada por el público (supremo juez), de distintos países, que le dio una categoría que escapa a los parámetros de cualquier sistema de evaluación: Única.

   Rita en una escena de Victimas del Pecado

1. Ay Mama Ines

2. El Manisero

3. Espabilate

4. Vacunala

5. Carabali

6. Rumba Guajira

7. Siboney

8. ?Por Que Me Tratas Asi?

9. Hatuey

10. Arrollá

11. Ay Mama Ines

12. El Manisero

13. Espabilate

14. Vacunala

15. Yo Va Di Pa La Fiesta

16. Rumba Guajira

17. Lamento Esclavo

18. Palmira

19. Yuca y Name

 

20. Alla En El Batey

21. Quiero Besarte

22. La Mulata

23. Ali Baba

24. Maria La ‘O

25. Vacunala

26. Rumba Guajira

27. La Mulata

28. Quiereme Mucho

29. 30. Quiero Besarte

30. Ali Baba

31. Golpe Bibijagua

32. La Chismosa

33. El Jabonero

34. Alla En El Batey

   Imagen integrada                                     

Rita Montanér “La Unica” (Foto Armand La Habana)

Rita Montanér “La Unica”.

Rita Montanér “La Unica”   (Foto Narcy)

Rita Montanér “La Unica”

 

Ella falleció el 17 de abril de 1958.Estando ya muy enfermita, Osvaldo Farrés, el autor de Quizas Quizas, Quizas, le ofrece en vida y en vivo, un gran homenaje televisado por el canál 4 de TV, donde toda la programación de dicho canal, cedieron su tiempo para que el magno espectaculo fuese trasmitido, sin interrupción alguna.

Asistieron al mismo todo lo que brillaba y valia de la farandula cubana en ese momento.

Cesár portillo de la Lúz escribió una canción dedicada a ella, titulada Rita Montanér.rió.

No vayas a llorár, Rita Montanér.” entonces continua describiendo todas las cualidades que la hicieron populár y famoso. Y este temá se lo interpretaron Las Aidas Originales, que eran Haydee, y Omara Portuondo, Moraima Secades, y Elena Burke, bajo la direccion de la pianista: Aida Diestro.

“Pepe Reyes” “Le  Canta

A:
Rita Montanér de: César Portillo de la Luz

Cantaste y el mundo contigo cantó,
reíste y el mundo contigo rió,
¡No vayas a llorar, Rita Montaner!»
Rita Montanér,
cubana sin par gracia hecha mujer
las canciones de Cuba paseaste,
por el mundo entero
Rita Montaner,
quien puede olvidar que fue tu cantar
lo que hizo inmortal
a Mamá Inés y El Manisero
Rita Montanér
gracia hecha mujér hoy que vives tu
te quiero ofrendar en este cantár
mis versos sinceros
Nada de esperár
a que faltes tú
Toma mi canción Rita Montanér
Rita de Cuba.

El Maestro: Osvaldo Farres

Cuando finalmente Osvaldo Farrés la presentó en el portál de su casa, esa gran artista, lloró como niña pequeña, y todos los televidentes lloraron con ella, pués presentiamos que ya se nos iba.

Docenas de los mejores artistas cubanos haciendo votos por su mejoria.

Su funeral fue masivo. Apoteosico La expusieron en La Funeraria Rivero que estaba en El Vedado, en la esquina de la entrada a CMQ, por La Rampa.
Toda la noche multitudes entrando a rendirle sus respetos.

Y cuando llegó la hora de partír hacia el Cementerio Colón, hubo que usár parullas de policia para abríse paso entre la muchedumbre, que caminabamos desde L y 23, hasta 12 y 23.

Recuerdo que quién despidiera el duelo, fué German Pinelli.

Y todos sus admiradores, llorando como niños.

Osvaldo Farres se anotó un gran triunfo brindandole ese gran homenaje televisado por el Canal 4 TV.

Canta: Pepe Reyes

Rita Montanér: Escena de El Manisero en los Aires Libres de La Habana.
Pelicula: Romance del Palmer, 1938.

Rita ha dejado tras de sí, una estela de fama y cariño popular.

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Recopilación de datos:Eduar’Designs
Montaje: Julián Eliud Gonzalez
Edición: Ruben Rios “Mr. Pachanga”

Articulo: Cortesia de Wikipedia. & youtube, y otros autores de la Web.